miércoles, 10 de abril de 2013

Courbet, autorretratos y fotografías

Fotografía de Courbet realizada por Nadar

Gustave Courbet (1819-1877) gustó de autorretratarse y, gracias a ello, nos ha legado diversas muestras de su capacidad de expresividad y de cierta “teatralidad” a la que parecía ser muy aficionado. El origen de este afán por reflejar su propia imagen se debió, en parte, al descubrimiento de los autorretratos de Rembrandt y a un afán de emulación por parte de Courbet. Pero, como acabamos de comentar, al pintor francés también le gustaba disfrazarse y adoptar poses y actitudes que encajasen con los personajes a los que pretendía dar vida a través de sus pinceles. Con todo ello, quizá, estaría contribuyendo a su propia mitología de artista.
Veamos algunos ejemplos.


Courbet, Autorretrato como hombre desesperado, 1843

Este cuadro tan efectista, y mi autorretrato preferido de Courbet, se realizó como estudio para El hombre desesperado; sin embargo, tal obra nunca llegó a realizarse.


Courbet, El hombre del cinturón de cuero, 1846

El ensimismamiento que caracteriza El hombre del cinturón de cuero nos remite al Romanticismo.

Courbet, Autorretrato como hombre herido, 1844

Quizá sea en el Autorretrato como hombre herido donde la teatralidad de Courbet quedé más de manifiesto, ya que tanto postura como gesto nos resultan demasiado artificiales.

Courbet, El hombre con su perro, 1842

La mirada altanera del Hombre con su perro domina todo el cuadro y nos impone una fría distancia con respecto al espectador.


A la par de los autorretratos pictóricos pueden situarse los retratos fotográficos de Courbet. Aunque aquí lo que más nos llama la atención es la actitud diametralmente opuesta que adopta el fotografiado con respecto a las imágenes que gusta captar de sí mismo a través de sus pinceles. Cuando se somete a la lente se muestra tal y como es, sin artificios, sin disfraces. Sus fotografías asumen el realismo que él auspició como pintor, pero del que se aleja en sus propios autorretratos. Se presenta ante nuestra mirada con sus defectos, detalles y presencia real.


Fotografía de Courbet realizada por Laisné, 1852

Fotografía de Courbet realizada por Nadar, 1855

Fotografía de Courbet realizada por Carjat

Esta concepción de verismo fotográfico tomó forma en una serie de retratos realistas que realizó Courbet a amigos y personajes representativos de su época. En ellos se centra la composición y se prescinde de todo elemento complementario que distraiga la atención de la figura humana. La luz ilumina el rostro, que codifica y muestra toda su personalidad, realizando así una gran captación psicológica del retratado.


         Courbet, Retrato de Jules Vallès, 1865
 
       Courbet, Retrato de Héctor Berlioz, 1850

Del mismo modo, la fotografía seguiría desempeñando un papel decisivo en la obra de Courbet sirviendo como base y apoyo para composiciones que más tarde saldrían de sus expertos pinceles. Pero de eso hablaremos en otra ocasión…