Alma-Tadema (1836-1912) logró su hueco en la Historia del Arte abriendo las ventanas de sus cuadros a las escenas de la historia antigua.
Sus primeras escenas se ambientaron en Egipto, tratando de reflejar la belleza de aquella civilización.
 |
Alma-Tadema, El hallazgo de Moisés, 1904 |
 |
Alma-Tadema, Jugadores de ajedrez egipcios, 1865 |
 |
Alma-Tadema, Pasatiempos en el antiguo Egipto, 1863 |
Más tarde fue Grecia el modelo para invitar al espectador a viajar hacia el pasado tanto en el espacio como en el tiempo.
 |
Alma-Tadema, Fidias mostrando el friso del Partenón a sus amigos, 1868 |
 |
Alma-Tadema, Safo y Alceo, 1881 |
 |
Alma-Tadema, Escena pompeyana, La siesta, 1868 |
 |
Alma-Tadema, Pandora, 1881 |
Sin embargo, su fama nació gracias a su recreación de las vidas cotidianas del patriciado en la Roma Imperial.
A través de sus cuadros realizó un paralelismo entre el patriciado romano y la alta burguesía victoriana en el momento álgido de ambas clases sociales.
 |
Alma-Tadema, Un malabarista, 1870 |
 |
Alma-Tadema, El beso, 1891 |
 |
Alma-Tadema, Una lectura de Homero, 1885 |
Una particularidad de sus pinturas es que incorporan esculturas y frescos reales de aquella época descubiertos en excavaciones arqueológicas. Al incluirlos en su ambiente originario pretende legitimar la veracidad de la escena antigua que recrea.
 |
Alma-Tadema, Galería de esculturas en Roma en la época de Augusto, 1867 |
 |
Alma-Tadema, Amante del arte romano, 1868 |
 |
Alma-Tadema, El coleccionista de pinturas en tiempos de Augusto, 1867 |
 |
Alma-Tadema, La galería de esculturas, 1874 |
 |
Alma-Tadema, Escultores de la antigua Roma, 1877 |
El propósito de estas escenas antiguas es la invitación al viaje, la evasión en el tiempo y el espacio desde la represión y el puritanismo “de escaparate” de la sociedad victoriana hacia el ocio, el placer y la sensualidad de las villas romanas del sur de Italia.
 |
Alma-Tadema, Devotas del amor, 1891 |
 |
Alma-Tadema, El Coliseo, 1896 |
 |
Alma-Tadema, Rivales inconscientes, 1893 |
El ocio, sobre todo el femenino, es el tema central de muchas de estas escenas. Se privilegia el placer de no hacer nada inmersos en un ambiente lujoso.
 |
Alma-Tadema, El poeta favorito, 1888 |
 |
Alma-Tadema, No me preguntes más, 1906 |
 |
Alma-Tadema, Los pececillos plateados, 1903
|
 |
Alma-Tadema, Suplicando, 1876 |
A lo largo de la mayoría de las obras de Alma-Tadema también se muestra, tanto implícita como explícitamente, un entorno de mayor relajación moral asociado siempre con la voluptuosidad del sur. En este sentido, en muchos de sus cuadros se aprecian detalles como pieles de tigre o leopardo, asociadas con el culto a Dionisos/Baco, dios de la embriaguez sagrada y los cultos orgiásticos, ya que sus sacerdotisas solían cubrirse con dichas pieles o llevar un cortejo de tales animales.
 |
Alma-Tadema, Bacanal, 1871 |
 |
Alma-Tadema, El festival de la vendimia, 1871 |
 |
Alma-Tadema, Preparativos en el Coliseo, 1912 |
Un post maravilloso, así da gusto aprender arte
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias, Hele!
ResponderEliminarPara mí el disfrute estético es una de las experiencias más emocionantes y me encanta que tú también accedas a ese mundo maravilloso.
Maravillosa la obra de Alma Tadema
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo, Dora.
EliminarUn abrazo,
Maroula
Maravillosa la obra de Alma Tadema
ResponderEliminar