viernes, 30 de noviembre de 2012

Sir Lawrence Alma-Tadema, una invitación a la evasión

Alma-Tadema (1836-1912) logró su hueco en la Historia del Arte abriendo las ventanas de sus cuadros a las escenas de la historia antigua.
Sus primeras escenas se ambientaron en Egipto, tratando de reflejar la belleza de aquella civilización.



Alma-Tadema, El hallazgo de Moisés, 1904

Alma-Tadema, Jugadores de ajedrez egipcios, 1865



Alma-Tadema, Pasatiempos en el antiguo Egipto, 1863



Más tarde fue Grecia el modelo para invitar al espectador a viajar hacia el pasado tanto en el espacio como en el tiempo.


Alma-Tadema, Fidias mostrando el friso del Partenón a sus amigos, 1868


Alma-Tadema, Safo y Alceo, 1881


Alma-Tadema, Escena pompeyana, La siesta, 1868


Alma-Tadema, Pandora, 1881


Sin embargo, su fama nació gracias a su recreación de las vidas cotidianas del patriciado en la Roma Imperial.
A través de sus cuadros realizó un paralelismo entre el patriciado romano y la alta burguesía victoriana en el momento álgido de ambas clases sociales.


Alma-Tadema, Un malabarista, 1870
 
Alma-Tadema, El beso, 1891


Alma-Tadema, Una lectura de Homero, 1885

Una particularidad de sus pinturas es que incorporan esculturas y frescos reales de aquella época descubiertos en excavaciones arqueológicas. Al incluirlos en su ambiente originario pretende legitimar la veracidad de la escena antigua que recrea.



Alma-Tadema, Galería de esculturas en Roma en la época de Augusto, 1867


Alma-Tadema, Amante del arte romano, 1868
  
Alma-Tadema, El coleccionista de pinturas en tiempos de Augusto, 1867


Alma-Tadema, La galería de esculturas, 1874
  
Alma-Tadema, Escultores de la antigua Roma, 1877

El propósito de estas escenas antiguas es la invitación al viaje, la evasión en el tiempo y el espacio desde la represión y el puritanismo “de escaparate” de la sociedad victoriana hacia el ocio, el placer y la sensualidad de las villas romanas del sur de Italia.


Alma-Tadema, Devotas del amor, 1891
  
Alma-Tadema, El Coliseo, 1896


Alma-Tadema, Rivales inconscientes, 1893

El ocio, sobre todo el femenino, es el tema central de muchas de estas escenas. Se privilegia el placer de no hacer nada inmersos en un ambiente lujoso.


Alma-Tadema, El poeta favorito, 1888
  
Alma-Tadema, No me preguntes más, 1906


Alma-Tadema, Los pececillos plateados, 1903
 
Alma-Tadema, Suplicando, 1876

A lo largo de la mayoría de las obras de Alma-Tadema también se muestra, tanto implícita como explícitamente, un entorno de mayor relajación moral asociado siempre con la voluptuosidad del sur. En este sentido, en muchos de sus cuadros se aprecian detalles como pieles de tigre o leopardo, asociadas con el culto a Dionisos/Baco, dios de la embriaguez sagrada y los cultos orgiásticos, ya que sus sacerdotisas solían cubrirse con dichas pieles o llevar un cortejo de tales animales.


Alma-Tadema, Bacanal, 1871
  
Alma-Tadema, El festival de la vendimia, 1871


Alma-Tadema, Preparativos en el Coliseo, 1912

5 comentarios:

  1. Un post maravilloso, así da gusto aprender arte

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  2. ¡Muchísimas gracias, Hele!
    Para mí el disfrute estético es una de las experiencias más emocionantes y me encanta que tú también accedas a ese mundo maravilloso.

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  3. Maravillosa la obra de Alma Tadema

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  4. Maravillosa la obra de Alma Tadema

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