domingo, 8 de abril de 2012

En ruinas

   
Friedrich, Abadía en el robledal, c. 1809

   Siento una morbosa fascinación ante las ruinas. Me atrae su perversa corrupción, el tiránico deterioro que les impone el castigo del tiempo. La inclemente lluvia, cargada de paciencia, termina desgastando las aristas de sus piedras, redondeando sus formas hasta convertirlas en un amorfo espectro de lo que algún día fueron. Las impertinentes y desconsideradas pisadas de miles de viajeros, de admiradores de la belleza perdida, de saqueadores de tesoros estéticos atropellan su integridad. La indómita vegetación salvaje va conquistando cada grieta, recreando el paisaje del abandono.

Turner, Abadía Melrose, c. 1822

   Las ruinas nos atraen. Quizá nos cause placer contemplar la devastación. Desde nuestras entrañas animales resurge la violencia irracional que nos hace amar la destrucción.
   Quizá nos cause admiración la perdurabilidad. Desde nuestras ansias de inmortalidad resurge el deseo de resistir a cada calamidad y seguir conservando aunque sean los cimientos de nuestro pasado esplendor. O, tal vez, tan sólo de una precaria existencia, pero aún así, existencia.
   Destrucción o inmortalidad.

Füssli, El artista conmovido por la grandeza de las ruinas antiguas, 1778-79

   O quizá nos sentimos reconocidos en ellas. Nuestra propia corrupción corporal, la devastación de nuestra propia alma mortalmente cansada de sobrevivir a tantos avatares, de intentar salvar nuestros cimientos tras tantos terremotos. El orgullo sentido al conseguir mantener unas pocas piedras todavía en pie.
   Quizá algunos somos ruinas. Por eso las amamos.
 
Friedrich, Cementerio del claustro en la nieve, 1817-19


4 comentarios:

  1. !! Que maravilloso post !! que bellas fotos, es muy acertada la reflexión que nos planteas. Petonets

    ResponderEliminar
  2. Muy bonito, para mí la belleza de las ruinas está en imaginar lo que fueron.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón, justo ese es el sentimiento "romántico" que causaban: la admiración de la grandeza pasada convertida en casi nada ya.
      Un abrazo

      Eliminar