Entre 1880 y 1920 vieron la luz
una serie de cromos, regalados con los chocolates Amatller, con escenas típicas
ambientadas en los acontecimientos, fiestas y actividades propias del
transcurrir mensual del año. Su ilustrador fue Apeles Mestres, escritor, poeta,
dramaturgo, dibujante y músico catalán. Por este calendario van pasando
alusiones a los regalos de Reyes (mes de enero), al Carnaval y la Cuaresma (mes
de febrero), al conocido refrán popular “Marzo ventoso y abril lluvioso sacan a
mayo florido y hermoso” (meses de marzo, abril y mayo), las hogueras de San
Juan (mes de junio), una costumbrista escena playera estival (mes de julio),
las frutas características de los meses más calurosos (mes de agosto), el
pisado de la uva tras la vendimia (mes de septiembre), la otoñal caída de la
hoja (mes de octubre), las fiestas de Difuntos y Todos los Santos (mes de
noviembre) y, por último, los rigores invernales, las celebraciones navideñas y
el fin de año (mes de diciembre). Conforman todas ellas una galería que nos
retrotrae a tiempos pasados, a costumbres quizá ya perdidas y a otras renovadas
anualmente. El paso del tiempo se nos manifiesta a través de modas en el vestir
que nos resultan tan pintorescas y anticuadas como la época a la que nos
remiten. Sin embargo, nos recuerda que los tiempos pequeños, los cotidianos,
transcurren y se modifican, devoran voraces los pequeños detalles de la
existencia. Pero más allá de esta hoguera de vanidades el gran Tiempo nos hace
presa de un eterno retorno.
Ya durante su etapa de estudiante
en la Escola de Belles Arts de la Llotja comenzó Apeles a mostrar un gran
interés y aptitudes por la caricatura, siendo más tarde discípulo de pintores
como Lluís Rigalt o Ramón Martí i Alsina. Todo lo cual le llevó a ser
colaborador de las revistas catalanas más importantes de la época (La Llumenera de Nova York, La Campana de Gràcia, L’Esquella de la Torratxa, La Publicitat) como dibujante de
historietas y chistes y diseñador de cabeceras. Fuera del ámbito catalán sus
colaboraciones aparecieron en revistas gráficas como Granizada, El Gato negro,
Madrid cómico, Blanco y Negro, La
Ilustración y La Semana cómica,
entre otras. En 1882 recopiló en un libro sus historietas más largas. Así nació
Cuentos vivos, uno de los pioneros
del cómic español.
Una de sus facetas más destacadas
fue la de ilustrador de libros, y no sólo de los nacidos de la fantasía de
otros autores. Debido a su comprensión del libro como una obra de arte global,
Apeles escribía sus propios poemas y narraciones, los ilustraba y, aunando
letra, dibujo y sonido en una espectacular sinergia, concebía partituras
musicales con las que envolverlos. No contento con ello estaba constantemente
preocupado por cada pequeño detalle relacionado con su tipografía, maquetación y
presentación al público. Así surgieron pequeñas joyas como Llibre Verd (1874), Vobiscum
(1892) o Liliana (1907), en las que
se nota la influencia que tomó de naturalismo, medievalismo y romanticismo,
siendo él mismo encuadrado dentro de la incipiente corriente modernista.
Por desgracia y debido a una
enfermedad ocular hubo de abandonar el dibujo en 1912, llegando a quedarse casi
ciego dos años más tarde. Aun así, su faceta musical siguió dando salida a la
gran capacidad creadora de Apeles y continuó escribiendo letra y música de
canciones que popularizarían los más prestigiosos cantantes de su época. Del
mismo modo, sus poemas siguieron llenando las páginas de libros tan afamados
entre las letras catalanas como Flores de
sangre (escrito al estallar la I Guerra Mundial y donde figura el mítico
“¡No pasarán!”, tomado como lema años más tarde por el ejército republicano) o
los dedicados a su esposa, In Memoriam
y Semprevives.
Dentro del ámbito teatral Mestres
estrenó unas sesenta obras, siendo la primera de ellas La nit al bosc (1883) con música de Josep Rodoreda, también
dominadas por su concepto wagneriano de obra de arte total, llegando, incluso,
a diseñar el vestuario de algunas de ellas así como encargos para otros
autores.
Artista global, enamorado del
proceso creativo en todas sus variantes, Apeles Mestres obsequió a la esfera
cultural con todo un abanico de propuestas para nuestro deleite.
Uno de los dibujantes más importantes del mundo. sin duda alguna.
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